martes, 11 de junio de 2013

Quince


Hoy tu hermano ha venido a pedirme teta. Ha levantado la camiseta, me ha acariciado la barriga y ha dicho un perfecto “¡Hola, Bebé!”.


Qué ganas tenemos de tenerte, de completarte y que nos completes. Pero aún no, cariño. Aún eres mía. Somos sólo nuestras. Ya te siento. Como una burbuja atrapada en una botella casi llena, que baila a veces desorientada buscando su sitio en el espacio ingrávido e infinito de mi útero. Cuánto me gusta saberte conmigo. Cuánto me gusta saberme tu madre.

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