jueves, 13 de octubre de 2016

Querida Yo de hace tres años (exactamente tres)

Madre mía, Jessica. Si te cuento el último año, pensarás que te estoy mintiendo. No te lo puedes imaginar…

Dentro de unos días, Hugo cumplirá seis años. ¿Recuerdas cuando fuiste a buscar la tarjeta de aparcamiento y te la dieron con caducidad para cinco años? Pensaste “cuando esto caduque, Hugo ya tendrá seis años”. Te parecía tan lejano… Y fíjate, tú no estás a medio camino y yo ya estoy aquí.

Hugo nació para revolverte la vida y el interior. Para abrirte un camino hacia ti misma y conocerte como nunca te habías conocido. Como nunca te habías ni imaginado.

Y Aine… Ay, Ainé. Si tu primer hijo vino para mostrarte el camino, tu ninfa salvaje vendrá para darte una patada en el culo y  obligarte a caminar.

Ay, Ainé… No imaginas lo que es. La increíble capacidad que tiene para dejaros boquiabiertos. Es inteligente… No imaginas cuánto. “Será como tú”, te dicen. “Ya es mejor que yo”, respondes tú.

Hace ocho meses que te dijo “¡Pañales no! ¡Quiero braguitas de Frozen!”. Y desde entonces se acabaron los pañales. Pero aún los tienes todos en el cajón. Te resistes a decirles adiós. Son tan bonitos… Y tan importantes…

Se elige ella sola la ropa. Escoge unos looks imposibles y no imaginas el estilo que tiene. No va a salir a ti. Se pinta – y te pinta - las uñas, le pierden las flores y, lo siento, va a teñir tu vida de rosa. Pero no te preocupes: contra todo pronóstico, no te molestará lo más mínimo, porque ella será feliz así, viviendo en rosa.

Seguro que esto te rompe los esquemas, pero ya ha empezado al cole. Claro, quiere hacer todo lo que hace su hermano mayor. Va feliz y vuelve más feliz aún. Tendrá de repente unos días raros por un incidente con un compañero en las escaleras… Tómalo con paciencia: en un par de semanas habrá pasado. Sólo sigue fiel a tu instinto y deja que ella tome sus decisiones. Es el camino.

Hace un año dibujaba caras completas. Ahora ya dibuja cuerpos con todo lujo de detalles: cuerpo, manos con dedos, pies, dibujos en las camisetas, ombligos… Por supuesto, a ti te pone tetas.

La semana pasada dibujó su nombre por primera vez. Hace un par de días que lo hace de memoria y ya dibuja el nombre de todos. Nos ha dibujado a todos recogiendo moras y flores, y ha hecho un montón de moras dentro de un cubo. Es maravillosa.

Sus rizos son una locura. Tan locos como ella. En un espíritu tan libre como el suyo no podía ser de otra manera. Eso sí: ahora te pide que la peines. Hace poco que te pide que le hagas moños. Ya te dice ella cuántos y dónde.

Dibuja… ¡Cómo dibuja! Cómo le gusta el arte, la pintura, el movimiento, el baile, la música, los besos, los abrazos, las nubes, el amor. Cuando ríe, ríe mucho. Y, cuando llora, llora tanto… “Quiero contar”, te pide. “¿Hasta cinco y respiramos?”, le ofreces tú. Es tan intensa, tan intensa… Como el día que nació. Tan intensa y auténtica como tú le pedirás que sea. Tan auténtica que la miras y se te encoge el corazón, y te preguntas qué has hecho TAN, TAN bueno para merecer ser su madre. Aquí la tengo mientras te escribo: tomando teta.

Y por estos ratitos, por esta tranquilidad de armonizar con la vida desde el corazón, has dado, una vez más, un salto al vacío para empezar desde cero. Sé que esto te parecerá increíble, pero cada vez escribes más (y creo que mejor) y, oh, sorpresa, no puedes con todo: tus hijos, tu escritura, tu negocio… Sé que, aunque te lo diga ahora, lo intentarás de todas formas, porque tú eres así: impaciente y obstinada. Pero no, no podrás. Y, al final, cederás y, aunque te parezca increíble, te despedirás de Háblame Bajito. De esa maravilla que es tu orgullo y que creaste desde cero, vendiendo los móviles viejos que tenías en casa. De ese nido acogedor que ha recibido a tantas y tantas familias. No te apenes: en el momento que menos te lo esperes, aparecerá la opción ideal. Y tú te vas, al menos de momento, pero Háblame Bajito no desaparecerá: seguirá ahí, siendo nido para quien lo necesite. Y tú te lanzas a vivir. A vivir con ellos y por ellos. Más que nunca.

Por cierto, empiezo a pensar que después de una catástrofe nuclear en el mundo sólo quedarían dos cosas: las cucarachas y tu placenta en el congelador.

Sí, querida yo de hace tres años (exactamente tres): mañana nacerá para ser ella y para recordarte quién eres tú. Para recordarte que el cielo es el límite y que podemos hacer cuanto somos capaces de imaginar. Y, créeme, vas a imaginar.

Felicidades, antigua Yo. Volveremos a vernos aquí, dentro de un año.






lunes, 30 de mayo de 2016

DIY: Nuestro Calendario Waldorfssori (Waldorf - Montessori) Homemade






Desde que lo vi en el blog De Mi Casa Al Mundo había quedado absolutamente enamorada del Calendario Waldorf-Montessori.

Como mamá de dos niños pequeños de 5 y 2 años (y seguro que os pasa a muchas -si no a todas-) me doy cuenta de que el paso del tiempo anual es un concepto místico y misterioso para los peques, complicado de interiorizar a edades tempranas. Es lo típico de "- ¿Cuándo es mi cumpleaños, mamá? - Dentro de seis meses." y a la semana siguiente te vuelve a preguntar: "¿Cuándo es mi cumpleaños, mamá? - Dentro de seis meses. - Jolines, ¿todavía?" y así hasta el infinito.

Así que sí: el Calendario Waldorf me pareció una idea genial, bonita, maravillosa y necesariamente efectiva para ayudarles a comprender cómo pasa el tiempo al cabo de un año entero. El original, todo hay que decirlo: es una auténtica maravilla. Pero su precio, que ronda los 200€, definitivamente, no entra dentro de nuestra línea de gastos...

Y entonces vi esta entrada GENIAL de Entre Actividades Infantiles en la que contaba cómo había hecho su versión casera del calendario, y me dije "¡Ostras! ¡Tengo que hacerme uno!".

Por si no conocéis el calendario, la entrada de De mi Casa al Mundo está genial, pero así a grosso modo es un calendario que consiste en marcar, sin nombres ni números, sino mediante formas y colores los días, semanas y meses, para que los peques puedan interiorizar el ritmo anual. Se ponen doce triángulos de colores que representan los meses en el centro y a su alrededor treinta y un piezas de color que representan los días. Cada día se añade una de estas piezas, y al empezar cada mes se añade un triángulo. En los meses se ponen figuritas representativas del mes, y los colores de los meses ayudan a visualizar las estaciones.


Si os digo la verdad, no tenía muy claro cómo hacerlo, así que partí de la base de todo proyecto homemade: IKEA, y fui improvisando sobre la marcha.

Había empezado a escribir una entrada, aquí, con todo lujo de detalles, pero me queda demasiado espeso (e imagino que no necesitáis tampoco conocer mis procesos mentales xD), así que voy a ir al grano y poneros directamente los materiales que yo he utilizado y cómo lo he hecho (que ya veréis que no tiene ningún misterio).





Lo primero que cogí fue la bandeja giratoria de Ikea (la que vi en el post de Entre Actividades Infantiles), que costaba 5,50€: 
http://www.ikea.com/es/es/catalog/products/90074483/

Al pasar vi unos cuencos de madera ideales para lo que tenía en mente y compré uno. No lo encuentro en su web, es un estilo a este pero más pequeñito. Me costó 5€
http://www.ikea.com/es/es/catalog/products/60214343/


Para hacer los triángulos de los meses utilicé chapa cumen que encontré en los chinos. Usé dos tablitas de 30x20cm., a 0,80€ cada una. (Compré cinco por si metía la pata muchas veces :D y porque planeo hacer otro para regalar)






El primer paso fue tan sencillo como cortar 12 triángulos de borde redondeado (luego pensé que bien podía haberlos dejado rectos y que en lugar de un círculo fuera un dodecágono). Para ello primero hice medio círculo (como la chapa medía 30 cm., el círculo tiene 15 cm. de radio) en una de las chapas, utilizando lo que yo llamo el compás de Da Vinci (un lápiz sujeto a una cuerda, aunque por no levantarme de la silla usé la goma del pelo, asi de vaga soy xD) para dibujar el arco, y lo dividí en seis (primero a la mitad y luego cada mitad en tres partes).




Luego repetí con otra tablilla y dibujé en el centro un círculo de más o menos el mismo ancho que el culo del cuenco que pondría en el centro. Casualmente, era el mismo diámetro que el de un rollo de celo casi acabado que tenía por ahí :)




Y con el cúter, cuidado y paciencia, fui cortando todos los triángulos.





¡Qué cuqui todo! xD

Aunque, si tenéis herramientas y maña, yo pondría los triángulos de alguna madera más gruesa, la verdad (yo para estas cosas soy una negada...). Especialmente si vivís en el norte, porque en cuanto llegue el invierno no sé yo con la humedad cómo de planos seguirán estos triángulos... ¡Pero bueno! Tiempo a cambiarlos siempre tendremos :D


Me hice con unas bolas de madera en Amazon. De entre las muchas -muchas- que había, al final me decidí por estas de 16mm., que costaban 8,79€ el paquete de 100 bolas y, además, estaban en Premium (a mí es que siempre me pueden las prisas).






En realidad no son "bolas", son "cuentas". Es decir: están pensadas para hacer bisutería con ellas, de ahí el agujerito. Pero de mano no me importaba y, además, luego resultó venirme bien que tuvieran agujerito :)


Luego llegó el paso de dar color al asunto ("que es lo que le da la calidad al calendario", jajajaja). Yo lo pinté todo con pintura acrílica, de la buena, que uso para trabajar. No hace falta que sea una pintura súper buena, aunque con las cosas que van a manipular peques, ya lo sabéis, conviene tener cuidado con el tema de las toxicidades. Yo siempre compro en La Barba Blanca, una tienda de Gijón que también vende on-line, y me dejo asesorar por la regente, que es una estupenda profesional y os puede informar de vuestras mejores opciones -incluso en detrimento de su propia venta-. De diez.


Primero pinté los meses. Son 4 colores "principales", en orden (cronológico): azul, verde, amarillo y rojo. Entre cada dos colores principales hay dos triángulos, con sus degradaciones obvias: entre el azul y el verde dos mezclas de azul y verde, una con mayor cantidad de azul (más cerca del azul) y otra con mayor cantidad de verde (más cerca del verde). Y así con todos los colores. De esa manera tenemos tres tonalidades de cada color: el color "principal" y los dos que tiene a los lados. Es decir, tenemos tres azules para el invierno, tres verdes para la primavera, tres amarillos para el verano y tres rojos para el otoño. El año empieza con enero en el azul "principal", el que no tiene mezcla. 

Decidí pintarlos sólo por un lado, porque así los que no se estén usando estarán boca abajo, en "blanco", en lugar de fuera del tablero. Porque, conociéndome, como saque de aquí un triángulo no lo vuelvo a encontrar xD





A la hora de pintar las bolas, pinté 35 bolas: de 7 colores, 5 de cada color:

Púrpura para el lunes.
Rojo para el martes.
Amarillo para el miércoles.
Naranja para el jueves.
Verde para el viernes.
Azul para el sábado.
Magenta para el domingo.

Me vino de lujo que fueran cuentas, porque así las ensarté con palillos de cocina (de los hacer pinchos) para pintarlas a gusto y las fui poniendo a secar tan majamente.




Y así, amigos, es como se inventó el Mikado xD






Además, aprovechamos para hacernos un collar arcoiris ^_^




Para colocar las bolas en la bandeja, hice peanitas de Clay (arcilla polimérica). En Amazon casi siempre hay alguna oferta de la de Alpino. La nuestra me costó 7€, y gasté tan poquita que tengo Clay en casa como para seis calendarios más. 








Edito: las peanas quedan mucho mejor si se las deja secar con las bolitas dentro. Si se quitan las bolas, al ir secando el Clay se contrae un poco, con lo que al final la esfera que queda, aunque válida, es más pequeña en realidad que las bolitas. Si se dejan las bolitas dentro durante el secado quedan perfectas.


Las pegué (a ojo, lo reconozco, no medí por centímetros) a la bandeja con cola (con muuucha cola). Mientras secaba bien la cola, aproveché para pintar bien los bordes de los triángulos de los meses. Y cuando empecé a poner los coloritos por encima aquello parecía ¡un calendario de verdad!




Edito: la bandeja giratoria de Ikea tiene una superficie absolutamente satinada, lisa. Esto hace que la cola pegue bien, pero al secar se desprende con facilidad haciendo un poco de fuerza. No habría problema... Si no fuera porque es para los peques. Es mejor utilizar pegamento super fuerte tipo superglue.


Las figuritas las hicimos con Clay también. Procuramos hacer cosas que para nosotros tienen significado:

Enero: muñeco de nieve.
Febrero: una bruja (de carnaval)
Marzo: una flor
Abril: el conejo de pascua
Mayo: cerezas
Junio: un birrete
Julio: un pez payaso
Agosto: un cangrejo
Septiembre: una mora
Octubre: una tarta de cumpleaños
Noviembre: una castaña
Diciembre: un árbol de navidad






Le dije a Hugo que me habían dado la idea de poner un arcoiris en mayo y me dijo que arcoiris los había durante toda la primavera, y que era mejor poner uno muy largo para todos los meses de primavera. Él lo hizo y lo puso en los meses verdes. ¡Así de rápido cogió los conceptos! :O






Y, por último, añadí al bol 5 bolas sin pintar para, cada mes, poder marcar los días "importantes". Por ejemplo, cuando estrenamos el calendario teníamos planeada una escapada a Madrid para asistir a la jornada de puertas abiertas del yacimiento paleontológico de Somosaguas, así que pusimos en ese día una bolita "blanca" y le hicimos una figurita especial para ella (que ensartamos con un palito para meterlo en la bolita). 



Al peque le resultó súper fácil visualizar cuánto faltaba para irnos de viaje ¡y no veáis qué emoción poner día tras día una bolita y ver cómo nos acercábamos! Cuando llegó el gran día fue a despertarme corriendo y me dijo "¡Mamá, ya he cambiado la bolita! ¡Hoy es el día de irnos a Madrid!"




Este es nuestro calendario hoy (sábado 28 de mayo):






(El dinosaurio no está en su sitio pero da igual xD) 

Y así de bonito se verá el 31 de diciembre ^_^





¡Ojo, que las tres últimas fotos están sin filtros! ;)

El calendario original incluye, además, en cada mes 4 agujeritos para ir marcando las semanas completas. Le di muchas vueltas a cómo añadirlo a nuestro calendario (peanas extras, hacer agujeritos en la chapa, marcarlo con una peana de otro color para cada domingo de semana completa, poner bolitas de otro color para ese domingo...). Al final me di cuenta de que no era tan necesario: aunque no sea tan visual, es tan fácil como mirar las bolitas magentas y contar desde la primera que tenga todos los días detrás. Así que decidí prescindir del marcaje de las semanas en pos de que el calendario querada más limpio :)


¡¡Y ya está!!

Por supuesto, ni de lejos es tan fino y bonito como el original, ni los materiales tienen la misma calidad, desde luego. ¡Pero es 100% nuestro! Y tiene unos pros para mí muy importantes:

  • El precio. 200€ está más que lejos de nuestro alcance. El precio de este calendario no llega a 20€.
  • Las piezas las reponemos fácilmente. En serio: figuritas, bolas, colores, niños... Lo sabéis: se van a perder xD Si se me pierden las bolitas de un calendario de 200€ me da una catarsis. Si se me pierden estas creo que me preocupará un poquito menos.
  • El ratito que pasamos juntos pensando, haciendo y pintando.
  • Esa satisfacción de hacer algo una misma y, de paso, enseñar a los peques a buscar sus propias alternativas, que es algo que me encanta ^_^

Espero que este post os haya gustado y que os resulte útil, tanto como a nosotros nos lo está resultando el calendario. 

Si os animáis a hacer el vuestro, ¡ya nos contaréis!