jueves, 13 de octubre de 2016

Querida Yo de hace tres años (exactamente tres)

Madre mía, Jessica. Si te cuento el último año, pensarás que te estoy mintiendo. No te lo puedes imaginar…

Dentro de unos días, Hugo cumplirá seis años. ¿Recuerdas cuando fuiste a buscar la tarjeta de aparcamiento y te la dieron con caducidad para cinco años? Pensaste “cuando esto caduque, Hugo ya tendrá seis años”. Te parecía tan lejano… Y fíjate, tú no estás a medio camino y yo ya estoy aquí.

Hugo nació para revolverte la vida y el interior. Para abrirte un camino hacia ti misma y conocerte como nunca te habías conocido. Como nunca te habías ni imaginado.

Y Aine… Ay, Ainé. Si tu primer hijo vino para mostrarte el camino, tu ninfa salvaje vendrá para darte una patada en el culo y  obligarte a caminar.

Ay, Ainé… No imaginas lo que es. La increíble capacidad que tiene para dejaros boquiabiertos. Es inteligente… No imaginas cuánto. “Será como tú”, te dicen. “Ya es mejor que yo”, respondes tú.

Hace ocho meses que te dijo “¡Pañales no! ¡Quiero braguitas de Frozen!”. Y desde entonces se acabaron los pañales. Pero aún los tienes todos en el cajón. Te resistes a decirles adiós. Son tan bonitos… Y tan importantes…

Se elige ella sola la ropa. Escoge unos looks imposibles y no imaginas el estilo que tiene. No va a salir a ti. Se pinta – y te pinta - las uñas, le pierden las flores y, lo siento, va a teñir tu vida de rosa. Pero no te preocupes: contra todo pronóstico, no te molestará lo más mínimo, porque ella será feliz así, viviendo en rosa.

Seguro que esto te rompe los esquemas, pero ya ha empezado al cole. Claro, quiere hacer todo lo que hace su hermano mayor. Va feliz y vuelve más feliz aún. Tendrá de repente unos días raros por un incidente con un compañero en las escaleras… Tómalo con paciencia: en un par de semanas habrá pasado. Sólo sigue fiel a tu instinto y deja que ella tome sus decisiones. Es el camino.

Hace un año dibujaba caras completas. Ahora ya dibuja cuerpos con todo lujo de detalles: cuerpo, manos con dedos, pies, dibujos en las camisetas, ombligos… Por supuesto, a ti te pone tetas.

La semana pasada dibujó su nombre por primera vez. Hace un par de días que lo hace de memoria y ya dibuja el nombre de todos. Nos ha dibujado a todos recogiendo moras y flores, y ha hecho un montón de moras dentro de un cubo. Es maravillosa.

Sus rizos son una locura. Tan locos como ella. En un espíritu tan libre como el suyo no podía ser de otra manera. Eso sí: ahora te pide que la peines. Hace poco que te pide que le hagas moños. Ya te dice ella cuántos y dónde.

Dibuja… ¡Cómo dibuja! Cómo le gusta el arte, la pintura, el movimiento, el baile, la música, los besos, los abrazos, las nubes, el amor. Cuando ríe, ríe mucho. Y, cuando llora, llora tanto… “Quiero contar”, te pide. “¿Hasta cinco y respiramos?”, le ofreces tú. Es tan intensa, tan intensa… Como el día que nació. Tan intensa y auténtica como tú le pedirás que sea. Tan auténtica que la miras y se te encoge el corazón, y te preguntas qué has hecho TAN, TAN bueno para merecer ser su madre. Aquí la tengo mientras te escribo: tomando teta.

Y por estos ratitos, por esta tranquilidad de armonizar con la vida desde el corazón, has dado, una vez más, un salto al vacío para empezar desde cero. Sé que esto te parecerá increíble, pero cada vez escribes más (y creo que mejor) y, oh, sorpresa, no puedes con todo: tus hijos, tu escritura, tu negocio… Sé que, aunque te lo diga ahora, lo intentarás de todas formas, porque tú eres así: impaciente y obstinada. Pero no, no podrás. Y, al final, cederás y, aunque te parezca increíble, te despedirás de Háblame Bajito. De esa maravilla que es tu orgullo y que creaste desde cero, vendiendo los móviles viejos que tenías en casa. De ese nido acogedor que ha recibido a tantas y tantas familias. No te apenes: en el momento que menos te lo esperes, aparecerá la opción ideal. Y tú te vas, al menos de momento, pero Háblame Bajito no desaparecerá: seguirá ahí, siendo nido para quien lo necesite. Y tú te lanzas a vivir. A vivir con ellos y por ellos. Más que nunca.

Por cierto, empiezo a pensar que después de una catástrofe nuclear en el mundo sólo quedarían dos cosas: las cucarachas y tu placenta en el congelador.

Sí, querida yo de hace tres años (exactamente tres): mañana nacerá para ser ella y para recordarte quién eres tú. Para recordarte que el cielo es el límite y que podemos hacer cuanto somos capaces de imaginar. Y, créeme, vas a imaginar.

Felicidades, antigua Yo. Volveremos a vernos aquí, dentro de un año.






lunes, 30 de mayo de 2016

DIY: Nuestro Calendario Waldorfssori (Waldorf - Montessori) Homemade






Desde que lo vi en el blog De Mi Casa Al Mundo había quedado absolutamente enamorada del Calendario Waldorf-Montessori.

Como mamá de dos niños pequeños de 5 y 2 años (y seguro que os pasa a muchas -si no a todas-) me doy cuenta de que el paso del tiempo anual es un concepto místico y misterioso para los peques, complicado de interiorizar a edades tempranas. Es lo típico de "- ¿Cuándo es mi cumpleaños, mamá? - Dentro de seis meses." y a la semana siguiente te vuelve a preguntar: "¿Cuándo es mi cumpleaños, mamá? - Dentro de seis meses. - Jolines, ¿todavía?" y así hasta el infinito.

Así que sí: el Calendario Waldorf me pareció una idea genial, bonita, maravillosa y necesariamente efectiva para ayudarles a comprender cómo pasa el tiempo al cabo de un año entero. El original, todo hay que decirlo: es una auténtica maravilla. Pero su precio, que ronda los 200€, definitivamente, no entra dentro de nuestra línea de gastos...

Y entonces vi esta entrada GENIAL de Entre Actividades Infantiles en la que contaba cómo había hecho su versión casera del calendario, y me dije "¡Ostras! ¡Tengo que hacerme uno!".

Por si no conocéis el calendario, la entrada de De mi Casa al Mundo está genial, pero así a grosso modo es un calendario que consiste en marcar, sin nombres ni números, sino mediante formas y colores los días, semanas y meses, para que los peques puedan interiorizar el ritmo anual. Se ponen doce triángulos de colores que representan los meses en el centro y a su alrededor treinta y un piezas de color que representan los días. Cada día se añade una de estas piezas, y al empezar cada mes se añade un triángulo. En los meses se ponen figuritas representativas del mes, y los colores de los meses ayudan a visualizar las estaciones.


Si os digo la verdad, no tenía muy claro cómo hacerlo, así que partí de la base de todo proyecto homemade: IKEA, y fui improvisando sobre la marcha.

Había empezado a escribir una entrada, aquí, con todo lujo de detalles, pero me queda demasiado espeso (e imagino que no necesitáis tampoco conocer mis procesos mentales xD), así que voy a ir al grano y poneros directamente los materiales que yo he utilizado y cómo lo he hecho (que ya veréis que no tiene ningún misterio).





Lo primero que cogí fue la bandeja giratoria de Ikea (la que vi en el post de Entre Actividades Infantiles), que costaba 5,50€: 
http://www.ikea.com/es/es/catalog/products/90074483/

Al pasar vi unos cuencos de madera ideales para lo que tenía en mente y compré uno. No lo encuentro en su web, es un estilo a este pero más pequeñito. Me costó 5€
http://www.ikea.com/es/es/catalog/products/60214343/


Para hacer los triángulos de los meses utilicé chapa cumen que encontré en los chinos. Usé dos tablitas de 30x20cm., a 0,80€ cada una. (Compré cinco por si metía la pata muchas veces :D y porque planeo hacer otro para regalar)






El primer paso fue tan sencillo como cortar 12 triángulos de borde redondeado (luego pensé que bien podía haberlos dejado rectos y que en lugar de un círculo fuera un dodecágono). Para ello primero hice medio círculo (como la chapa medía 30 cm., el círculo tiene 15 cm. de radio) en una de las chapas, utilizando lo que yo llamo el compás de Da Vinci (un lápiz sujeto a una cuerda, aunque por no levantarme de la silla usé la goma del pelo, asi de vaga soy xD) para dibujar el arco, y lo dividí en seis (primero a la mitad y luego cada mitad en tres partes).




Luego repetí con otra tablilla y dibujé en el centro un círculo de más o menos el mismo ancho que el culo del cuenco que pondría en el centro. Casualmente, era el mismo diámetro que el de un rollo de celo casi acabado que tenía por ahí :)




Y con el cúter, cuidado y paciencia, fui cortando todos los triángulos.





¡Qué cuqui todo! xD

Aunque, si tenéis herramientas y maña, yo pondría los triángulos de alguna madera más gruesa, la verdad (yo para estas cosas soy una negada...). Especialmente si vivís en el norte, porque en cuanto llegue el invierno no sé yo con la humedad cómo de planos seguirán estos triángulos... ¡Pero bueno! Tiempo a cambiarlos siempre tendremos :D


Me hice con unas bolas de madera en Amazon. De entre las muchas -muchas- que había, al final me decidí por estas de 16mm., que costaban 8,79€ el paquete de 100 bolas y, además, estaban en Premium (a mí es que siempre me pueden las prisas).






En realidad no son "bolas", son "cuentas". Es decir: están pensadas para hacer bisutería con ellas, de ahí el agujerito. Pero de mano no me importaba y, además, luego resultó venirme bien que tuvieran agujerito :)


Luego llegó el paso de dar color al asunto ("que es lo que le da la calidad al calendario", jajajaja). Yo lo pinté todo con pintura acrílica, de la buena, que uso para trabajar. No hace falta que sea una pintura súper buena, aunque con las cosas que van a manipular peques, ya lo sabéis, conviene tener cuidado con el tema de las toxicidades. Yo siempre compro en La Barba Blanca, una tienda de Gijón que también vende on-line, y me dejo asesorar por la regente, que es una estupenda profesional y os puede informar de vuestras mejores opciones -incluso en detrimento de su propia venta-. De diez.


Primero pinté los meses. Son 4 colores "principales", en orden (cronológico): azul, verde, amarillo y rojo. Entre cada dos colores principales hay dos triángulos, con sus degradaciones obvias: entre el azul y el verde dos mezclas de azul y verde, una con mayor cantidad de azul (más cerca del azul) y otra con mayor cantidad de verde (más cerca del verde). Y así con todos los colores. De esa manera tenemos tres tonalidades de cada color: el color "principal" y los dos que tiene a los lados. Es decir, tenemos tres azules para el invierno, tres verdes para la primavera, tres amarillos para el verano y tres rojos para el otoño. El año empieza con enero en el azul "principal", el que no tiene mezcla. 

Decidí pintarlos sólo por un lado, porque así los que no se estén usando estarán boca abajo, en "blanco", en lugar de fuera del tablero. Porque, conociéndome, como saque de aquí un triángulo no lo vuelvo a encontrar xD





A la hora de pintar las bolas, pinté 35 bolas: de 7 colores, 5 de cada color:

Púrpura para el lunes.
Rojo para el martes.
Amarillo para el miércoles.
Naranja para el jueves.
Verde para el viernes.
Azul para el sábado.
Magenta para el domingo.

Me vino de lujo que fueran cuentas, porque así las ensarté con palillos de cocina (de los hacer pinchos) para pintarlas a gusto y las fui poniendo a secar tan majamente.




Y así, amigos, es como se inventó el Mikado xD






Además, aprovechamos para hacernos un collar arcoiris ^_^




Para colocar las bolas en la bandeja, hice peanitas de Clay (arcilla polimérica). En Amazon casi siempre hay alguna oferta de la de Alpino. La nuestra me costó 7€, y gasté tan poquita que tengo Clay en casa como para seis calendarios más. 








Edito: las peanas quedan mucho mejor si se las deja secar con las bolitas dentro. Si se quitan las bolas, al ir secando el Clay se contrae un poco, con lo que al final la esfera que queda, aunque válida, es más pequeña en realidad que las bolitas. Si se dejan las bolitas dentro durante el secado quedan perfectas.


Las pegué (a ojo, lo reconozco, no medí por centímetros) a la bandeja con cola (con muuucha cola). Mientras secaba bien la cola, aproveché para pintar bien los bordes de los triángulos de los meses. Y cuando empecé a poner los coloritos por encima aquello parecía ¡un calendario de verdad!




Edito: la bandeja giratoria de Ikea tiene una superficie absolutamente satinada, lisa. Esto hace que la cola pegue bien, pero al secar se desprende con facilidad haciendo un poco de fuerza. No habría problema... Si no fuera porque es para los peques. Es mejor utilizar pegamento super fuerte tipo superglue.


Las figuritas las hicimos con Clay también. Procuramos hacer cosas que para nosotros tienen significado:

Enero: muñeco de nieve.
Febrero: una bruja (de carnaval)
Marzo: una flor
Abril: el conejo de pascua
Mayo: cerezas
Junio: un birrete
Julio: un pez payaso
Agosto: un cangrejo
Septiembre: una mora
Octubre: una tarta de cumpleaños
Noviembre: una castaña
Diciembre: un árbol de navidad






Le dije a Hugo que me habían dado la idea de poner un arcoiris en mayo y me dijo que arcoiris los había durante toda la primavera, y que era mejor poner uno muy largo para todos los meses de primavera. Él lo hizo y lo puso en los meses verdes. ¡Así de rápido cogió los conceptos! :O






Y, por último, añadí al bol 5 bolas sin pintar para, cada mes, poder marcar los días "importantes". Por ejemplo, cuando estrenamos el calendario teníamos planeada una escapada a Madrid para asistir a la jornada de puertas abiertas del yacimiento paleontológico de Somosaguas, así que pusimos en ese día una bolita "blanca" y le hicimos una figurita especial para ella (que ensartamos con un palito para meterlo en la bolita). 



Al peque le resultó súper fácil visualizar cuánto faltaba para irnos de viaje ¡y no veáis qué emoción poner día tras día una bolita y ver cómo nos acercábamos! Cuando llegó el gran día fue a despertarme corriendo y me dijo "¡Mamá, ya he cambiado la bolita! ¡Hoy es el día de irnos a Madrid!"




Este es nuestro calendario hoy (sábado 28 de mayo):






(El dinosaurio no está en su sitio pero da igual xD) 

Y así de bonito se verá el 31 de diciembre ^_^





¡Ojo, que las tres últimas fotos están sin filtros! ;)

El calendario original incluye, además, en cada mes 4 agujeritos para ir marcando las semanas completas. Le di muchas vueltas a cómo añadirlo a nuestro calendario (peanas extras, hacer agujeritos en la chapa, marcarlo con una peana de otro color para cada domingo de semana completa, poner bolitas de otro color para ese domingo...). Al final me di cuenta de que no era tan necesario: aunque no sea tan visual, es tan fácil como mirar las bolitas magentas y contar desde la primera que tenga todos los días detrás. Así que decidí prescindir del marcaje de las semanas en pos de que el calendario querada más limpio :)


¡¡Y ya está!!

Por supuesto, ni de lejos es tan fino y bonito como el original, ni los materiales tienen la misma calidad, desde luego. ¡Pero es 100% nuestro! Y tiene unos pros para mí muy importantes:

  • El precio. 200€ está más que lejos de nuestro alcance. El precio de este calendario no llega a 20€.
  • Las piezas las reponemos fácilmente. En serio: figuritas, bolas, colores, niños... Lo sabéis: se van a perder xD Si se me pierden las bolitas de un calendario de 200€ me da una catarsis. Si se me pierden estas creo que me preocupará un poquito menos.
  • El ratito que pasamos juntos pensando, haciendo y pintando.
  • Esa satisfacción de hacer algo una misma y, de paso, enseñar a los peques a buscar sus propias alternativas, que es algo que me encanta ^_^

Espero que este post os haya gustado y que os resulte útil, tanto como a nosotros nos lo está resultando el calendario. 

Si os animáis a hacer el vuestro, ¡ya nos contaréis!
















miércoles, 14 de octubre de 2015

Querida Yo de hace dos años. Exactamente dos.



Querida Yo de hace dos años,

Hoy a tu bebé han de pesarle los meses, porque casi son las 10:30 y aún duerme. Es lo que tiene el tiempo: que nos pesa a todos.

Te voy a contar que justo dentro de dos años, catorce de octubre de dos mil quince, vas a llorar recordando casi tanto como reirás hoy pariendo. En el fondo lo sabías: se puede disfrutar, se puede reír. Puede ser diferente. Sabes que puede. Lo que aún no sabes es que lo será, y que la felicidad de ese momento te acompañará siempre.

Te voy a contar que tu bebé empieza a no ser tan bebé. Que le están saliendo los últimos dientes: los cuatro colmillos a la vez. Que desde hace un par de semanas se está arrancando a formar palabras inteligibles. Que en casa pide ir al baño y nos deja a todos locos.

Descubrirás que el gen princesa debe saltarse una generación: a tu hija le encantan los zapatos y la música. Y descubrirás que el gen guerrera crece de una generación a otra: a tu hija nadie la obliga a hacer algo que no quiere. Aún no has sido capaz de peinarla. Cuando lo haces, sacude la cabeza de un lado a otro hasta que deja el pelo más revuelto que al principio. Que da igual cómo de anticlichés quieras ponerte: le encanta jugar con muñecas. A dormirlas, a darles teta, a ser su cuidadora veinticuatro horas al día. Incluso por la noche. Que el gen madre es igual para todas.

Te voy a contar que con año y medio escogió su primer libro en la biblioteca. “Zapatos”, de Kalandraka, y te reíste las dos semanas que tuvisteis el libro en casa. Cómo no. “Zapatos”. También que poco después ya era capaz de entrar en la biblioteca, devolver sus libros e ir a elegir otros ella sola. Hugo es sin duda un gran ejemplo.

Esto te va a encantar: hace meses que elige qué zapatos ponerse. Ay, sus “pipis”… Siempre se pone un zapato de cada. Te voy a ahorrar una molestia: no intentes darle el cambiazo. Se dará cuenta. ¡Y será terrible!

Te voy a contar que Aine es Arte. Arte explosivo, abstracto, de materia efímera y emoción intensa. Que le encanta pintar. Que antes de aprender a caminar sabrá coger el pincel como una maestra y llorarás de emoción –porque eres una llorona muy emotiva-. Que para ella cualquier superficie es lienzo; cualquier ruido melodioso es música bailable.

Te voy a contar que le encantan los besos y los abrazos. Que a veces te coge la cara y te mira a los ojos y parece que te estuviera viendo el corazón. Que te estampa unos besos grandiosos con más sonrisas que babas. Que le encanta abrazar tu pecho desnudo. “¡Mamá, dos! ¡Dos tetas!”. Te voy a contar que dentro de dos años os gustará sentiros la piel tanto como lo hará dentro de un ratito (porque eso es lo que os queda para conoceros: un ratito). Y te voy a pedir que pienses algo que hacer con la placenta: ¡dos años en el congelador roza lo ridículo!

Quizá no sepas esto, o quizá lo sepas en lo más hondo de tu ser: ese rincón. ESE. Durante los próximos años, cada vez que te sientes ahí, te sentirás viva. Poderosa. Mágica. Conectada. Infinita. Y llegará un momento, creo, en que ese sentimiento será tan grande, tan enorme, que ya no cabrá en ese rincón y se te meterá dentro del alma, y ya no te dejará nunca. Verás el mundo desde otra perspectiva. Verás el mundo desde las estrellas. Verás el mundo como lo ha de ver el Universo.

Pero, querida Yo de hace dos años, intenta no pensar en todo esto que te cuento, porque probablemente aún no lo entiendas. Probablemente tampoco lo entiendas del todo dentro de dos años. Puede que sólo sea la realidad imaginaria que nadie le negaría a un loco. Pero ¡ay! No imaginas lo feliz que eres en esta loca realidad.


Felicidades, antigua Yo. Te espero aquí, otra vez, dentro de un año.




martes, 13 de octubre de 2015

De buscar lo genial en lo cotidiano. El 'making of' de nuestro cartel de cumpleaños.


¡Entrada flash! (O un intento de ello, que ya sabéis que se me da fatal ser breve! :P ). Este puente de mal tiempo hemos hecho una actividad nueva en casa, y quiero compartirla con vosotros porque tanto Hugo como yo estamos orgullosísimos del resultado y, como siempre, felices del rato (de los ratos) divertidos que hemos pasado juntos y de todo lo que hemos aprendido.

Se acerca el cumpleaños de mi príncipe y, como cada año, vamos a hacer una fiesta. A él le encanta celebrar con sus amigos que es un año mayor y, no os voy a engañar, a mí me encanta celebrar el aniversario del día que me cambió la vida. Y me encantan las fiestas ^_^

En el cole de Hugo el proyecto de este trimestre serán "anuncios de educación vial", y tiene dos partes: por un lado educación vial y por otro -que es el que aquí me interesa- lenguaje publicitario. Así que se me ha ocurrido enlazar con ese proyecto y proponerle a Hugo hacer un cartel anunciando su fiesta de cumpleaños, y aprovechar ese mismo cartel para hacer las invitaciones.

Pero claro, no tiene ciencia que lo haga yo. ¡Así que lo ha hecho Hugo! :D

Le he propuesto que utilice en su cartel las técnicas que más le gustaran de las que yo uso para las ilustraciones. Y el resultado me tiene flotando de orgullo.

Primero hemos pensado las partes que tiene que tener un anuncio: el nombre de lo que anunciamos, una imagen (o varias) relacionada con lo que anunciamos y, como es un evento, dónde y cuándo será.

Empezamos con lo divertido, que son las imágenes!! Hugo dibujó todo esto para su cartel:









Enseñé a Hugo a escanear y oye, el tío lo cogió a la primera. Él solito escaneó los tres folios. ¡Ya sabe más que papá! xD Cuando ya los teníamos en el escritorio, los abrimos con el Inkscape para vectorizarlos. Yo le iba diciendo "ahora pincha la flecha y elige el dibujo", ahora pincha aquí donde pone "trayecto", ahora pincha "vectorizar", "ahora sube ese número a 0.90"... "¡Y ahora ACEPTAR! ¡A que sí, mami!" Me lo como :3






Luego el paso más esperado... ¡Dar color! Nos pasamos a GIMP. Como veis, aquí somos de muy economía justita y software libre ;) Él el punto del color ya lo tenía controlado de otras veces: sabía bien qué herramientas elegir y cómo cambiar los colores con los que pintaba. Yo aquí sólo le ayudé en una ocasión que necesitó pintar con pincel para cambiar el modo "normal" por "multiplicar", y que así no quedara tapada la línea de debajo. Lo demás, palabrita, todo él. ¡Que si no no tiene ciencia!




Y luego ir copiando y pegando todo en el mismo folio. Yo copiaba. Hugo pegaba. "Control y la V de Valeria, ¿mami?". ^_^ Le enseñé cuáles eran los botones para cambiar el tamaño y para mover las cosas y ya fue la locura total xD

Para terminar de completar la imagen y mezclar técnicas, se nos ocurrió hacerle una foto a uno de nuestros insectos palo, que para Hugo son tan importantes:



Y, por supuesto, había que poner una foto de un tiranosaurio rex, porque ninguna fiesta lo es sin el apropiado carnívoro aterrador. Buscamos por internet y, de todas las que había, a Hugo le gustó esta (y no os creáis eh? Que estaba un rato abajo):


Casi me da algo xD

Ahí estuvo Hugo un buen rato, cambiando tamaños y moviendo cosas. 

Por último, escribió el título del evento y el día y hora. Compré un teclado nuevo para la ocasión (porque al viejo ya no se le veían las letras) para que pudiera escribirlo él solo. El lugar y el teléfono lo escribí yo, así que eso no os lo pongo en el cartel ;P

Y este fue el resultado final:



Tengo que reconocer que me chifla el resultado. Porque lo ha hecho él y se siente orgulloso. Porque no podía ser más él. Y porque un carnívoro aterrador mola, pero un carnívoro aterrador descuartizando a su presa encima de la mesa de tu cumple mola mucho más xD

Imprimimos las invitaciones y el mismo Hugo las recortó, dobló y metió en sobres, y escribió los nombres en los sobres. Algunas irán por correo ordinario de toda la vida, que les hace tremenda ilusión a los que mandan y a los que reciben. Otras las llevaba hoy para algunos compañeros del cole como si fueran el mayor de los tesoros. 

Y bueno, qué caray... ¡SON el mayor de los tesoros!


PD: no es fuego... ES UN MATASUEGRAS ;)














lunes, 13 de julio de 2015

La Habitación de Jugar



Me llegan mensajes con relativa frecuencia preguntándome por nuestra organización en casa: qué tipo de juguetes tenemos, qué cosas pueden hacer los peques de manera autónoma, cómo distribuimos el espacio o si tenemos la casa al estilo Montessori (o Waldorf o lo que queráis).

Antes de nada, decir que yo no sé si seré ejemplo de algo, pero de organización, os lo digo ya, desde luego no xD Conozco mucha gente y me pongo a mí misma en el top ten de personas más desorganizadas que conozco. Como ejemplo maravilloso de filosofía Montessori os puedo recomendar el blog Tigriteando, y concretamente este post con ideas sobre cómo "Monstessorizar" una casa.

Si tú, a día de hoy, le preguntas a mi mayor qué habitaciones tenemos en casa te responde sin dudar: la habitación de dormir, la habitación de jugar y la habitación de la ropa (o de los perros, según le dé). Nosotros nunca nos llegamos a plantear, especialmente antes de nacer Hugo, cómo tendríamos organizado nuestro hogar llegados a estas alturas. Ha sido más bien algo que ha ido evolucionando y desarrollándose por sí solo. Al principio teníamos lo que yo creo que tiene todo el mundo: nuestra habitación (la de papá y mamá), la del bebé (que preparamos con mimo con todas las cositas del bebé antes de que naciera, como su ropita, el cambiador, etc.) y una tercera habitación que hacía las veces de despacho/taller/habitación de los perros. Finalmente, y cinco años y dos hijos después, todos seguimos colechando y la que era habitación del bebé fue perdiendo sentido y convirtiéndose en la habitación donde Hugo y Aine tenían la mayoría de sus juguetes y sus cosas. Hace como un año decidimos invertir espacios, y convertimos el despacho/taller/habitación de los perros, que es la habitación más grande de la casa, en el espacio de los niños: nuestra Habitación de Jugar. Pero allí llevamos sólo las cosas divertidas: la ropa se quedó donde estaba ^_^


Insisto en que si de algo no soy ejemplo es de organización, pero nuestra Habitación de Jugar es motivo de orgullo en nuestro hogar. Hugo siempre quiere traer a todo el mundo a casa para enseñársela y cada vez que hace un nuevo amigo se muere por enseñarle nuestro rincón. La hemos hecho poco a poco, con mucho mimo y con muchas cosas recicladas, reutilizadas y reconvertidas.  Yo (lo reconozco) también estoy enamorada de esa habitación.

Lo primero decir que el color de las paredes lo escogió Hugo. No sólo escogió rojo y naranja sino que se sentó conmigo a ver el catálogo de Leroy Merlin y señaló los que quería: Sun Orange y Molten Lava. ¡Creí que me daban mareos! Pero he de decir que sin esos colores no sería lo mismo.

Al entrar en la habitación, a la izquierda, tenemos dos percheros colgados a baja altura, donde por invierno cuelgan los abrigos de los niños para que ellos solos elijan y cojan el que se quieren poner (Ikea, 5€/perchero). Ahora en verano no están los abrigos, pero está el resto del stash normal: delantales, batas de laboratorio, capas de súper héroe... De vez en cuando cogen algo de eso para ir a la calle y a mí me encanta (En la entrada de casa los cajones bajos de la zapatera son suyos también, para que escojan su propio calzado. Con esto respondo a la pregunta que más me hacen por la calle: "¿Por qué llevan los zapatos distintos?"). Al lado de los percheros está la tienda (Ikea. 10€ en rebajas). Creo que todo niño necesita una "cueva" donde esconderse, del tipo que sea (y si se puede improvisar alguna mejor que mejor), pero nuestra tienda/circo es la "cueva" permanente. Además, la usamos de parking para la moto, el carrito de la compra y el correpasillos. Las paredes están desnudas, al menos de momento, porque los peques no alcanzan a las alturas, así que no veo sentido a poner cosas ahí arriba (a excepción de sus obras de arte, que cuelgan por toda la casa).



Siguiendo la pared está la cama, que no se usa como cama. Es más bien el escondite número dos, aunque desde que Aine arrancó el dosel esconde menos. La "estantería" sobre la que pusimos el colchón es un expositor de LEGO que recuperamos después de la campaña de Navidad en el Carrefour hace dos temporadas. La parte de arriba tiene justo la medida del colchón que teníamos en la cuna. La parte de abajo la usamos para guardar juguetes (los trenes eléctricos y los puzzles y libros que menos tocamos). Vaya, que nos salió gratis y es increíblemente resistente. Antes tenía tejado, pero quitaba mucha luz, así que lo retiramos y cambiamos por el tejadito circense (también de Ikea, 10€) y por el capricho de Hugo: la lámpara de luna (Ikea, 6€). Le encanta leer aquí por las noches.





Al fondo de la habitación, bajo la ventana, tenemos nuestro armario de los disfraces, que construimos nosotros mismos con una caja de cartón gigante que nos regalaron en El Mundo de Jugar y Aprender y con unas cañas de un cañaveral cercano a casa. Aquí tenemos faldas, capas, sombreros, gorros, el maletín de pintacaras Snazaroo... Y en el cajoncito de abajo las cositas pequeñas: varitas, diademas, tiaras, alas, colas... La cajonera del fondo ya la teníamos por casa, y la usamos para las cosas más pequeñitas, como collares, anillos, parches, etc.








Sobre el armario de los disfraces, y justo bajo la ventana, los niños tienen su "huerto", su rinconcito de botánica y biología. Una caja de fruta de madera, que tiene las mismas medidas exactas que el armario, en la que tenemos ahora mismo una planta carnívora y un bote de observación de insectos con una oruga y un bichito no identificado aún (pero eso sí: muy bonito). El contenido de la caja va variando, según lo que tengamos para plantar. Sobre ello, y colgando de la barra de las cortinas (que no tiene cortinas) por dos cuerdas, una garrafa convertida en maceta colgante en la que solemos sembrar tomillo y albahaca, y cuando no es época perejil, cilantro... Depende. Cuando está muy crecido lo llevamos a la ventana de la cocina para ir usándolo, y aquí sembramos una nueva tanda. A Hugo le encanta ver crecer sus plantas, y cada vez que un bichito muere, dentro de la pena que siente (porque Hugo es muy sentido con sus bichos), pone sus cuerpos en la tierra para que le sirvan de alimento a las plantas que tiene sembradas. No se puede ser más bonito.


Al otro lado del armario, ya en la pared contraria a la que empezamos, está nuestro rincón del arte, con lo que un día fue una cuna de almacenaje de ropa, que hemos reconvertido con mucho éxito en la mesa de arte de los niños. Cuando la estrenamos como mesa (os lo conté aquí), se veía mucho más limpita. Ahora está mucho más guapa, porque se ve toda la vida que lleva detrás, prueba del uso que los peques le dan. Las cestitas metálicas del fondo son especieros de Ikea sujetos a la cuna con trapillo, y en ellos colocamos todas las pinturas: acrílicos, acuarelas, gouache, ceras, maderas, pinceles, paletas... Todo. Sobre la mesa está lo que creo que es lo más caro que les he comprado a los peques: el mapa del mundo magnético de Janod. Yo lo compré en La Casa del Libro de Gijón y es del dinero mejor gastado de mi vida. La pizarra de Ikea es un must.



Llegando ya casi al final de este recorrido circular, tenemos la última incorporación: la estantería KALLAX de Ikea, que hacía meses que quería. La encontré de casualidad en una tienda de segunda mano por 15€ y ni me lo pensé (su precio nueva es de 50€). En este rinconcito teníamos una tienda de cartón de Ikea que le regalaron a Hugo por su cumpleaños. La parte de abajo se había deteriorado bastante (para ser exactos: la gata la había deteriorado bastante), pero es un elemento muy importante para nuestros juegos de roll play, así que aprovechamos la parte de arriba y la colocamos en nuestra nueva estantería. Así aún le damos vida y aprovechamos mejor el espacio. Abajo tenemos la registradora (que usamos en nuestro experimento de venta ambulante de pulseras) y las frutas, los puzzles guays, el arcoiris Waldorf, los bloques y el dominó de madera y, arriba del todo, parte de nuestro rincón de la ciencia, que está en proceso de traslado.


 Y, ya por último, frente a la puerta, nuestra niña bonita: la mini biblioteca. El arbolito es un vinilo de Ikea. Los estantes son especieros (5€ cada uno, también sirven estos). La silla fue el capricho número dos de Hugo. Yo iba con idea de poner una mariquita gigante, pero él prefirió algo más "serio", porque es mayor xD. En el estante de abajo del todo están los libros de Aine. En el siguiente (por altura) están los cuentos favoritos de ambos. Aine se tiene que subir a la silla para alcanzar estos. Y en el último estante están "los de Hugo", a los que él alcanza subido en la silla, pero Aine no llega. Lo mejor de este rinconcito de tranquilidad, que los peques usan un montón, es que casualmente justo encima tienen un óculo que ilumina directamente el sillón. Es una esquinita mágica.
Los cajones verdes se trajeron a casa con intención de usarlos como lo que son: zapateros. Pero Hugo quiso ponerlos aquí, y no fue una mala idea para nada, porque en uno tiene todas las piezas de LEGO, en otro los coches y en otro los dinosaurios. Al final han sido un estupendo organizador de juguetes pequeños.




¡Y hasta aquí! Como veis, todas las cosas están puestas a su altura o, como mucho, que puedan alcanzar subiéndose a algo. Ellos entran en este espacio y hacen lo que quieren sin necesidad de ser dirigidos de ninguna manera. Pueden desde elegir sus libros o juguetes a abrir las pinturas, sacar papel y usar los pinceles que les apetezca. A mí me encanta mirarlos cuando están aquí, pero no por "supervisarlos", sino porque disfruto viendo lo maravillosamente bien que se desenvuelven ellos solos. Yo no digo ni mu. Realmente, estamos muy orgullosos de tener este espacio hecho a su medida.

¿Y vosotros? ¿Qué ideas tenéis en casa para fomentar su autonomía en el juego?

PD: Ikea no ha patrocinado este post xD






lunes, 15 de junio de 2015

De castigos, consecuencias y lecciones vitales. Parte II



Cuando la semana pasada compartí a modo resumen nuestra pequeña aventura con las pulseras no imaginé que fuera a tener la repercusión que tuvo. No me parecía que fuera para tanto. Ni de lejos esperaba recibir mensajes de madres, padres, educadores/as e incluso trabajadores sociales con tantas palabras positivas. Me he quedado tan abrumada que me he descolocado del todo! Jajajaja.

Así que qué menos que contaros cómo ha terminado la historia y, si me dejáis, añadir unas pequeñas reflexiones personales :)

Cuando el lunes publiqué la entrada con nuestra experiencia pulseril nos llegaron varios mensajes pidiéndonos pulseras, porque mucha gente ha querido participar en la lección vital de Hugo, y antes de seguir quiero daros las gracias porque Hugo ha sido inmensamente feliz al poder "ganar dinero con el ordenador como mamá". Se siente muy, muy realizado con todo esto, al ver todo lo que nuestra creatividad y trabajo han conseguido. Lo que pretendía ser un "20 pulseras a 1€"  se ha convertido en un "tenemos que hacer más porque hemos agotado existencias" xD Ha sido una experiencia maravillosa, educativa y muy satisfactoria. Para todos. Y tengo que aprovechar para daros un enorme GRACIAS a todos los que habéis colaborado con nosotros y a los que nos habéis acompañado, aunque fuera con un like o tomándoos el tiempo de leernos <3

Anteayer por la noche utilizamos macarrones para representar los euros de todos los billetes y monedas de nuestro tarro de mermelada recaudador. Y ayer por la tarde, después de enviar las últimas pulseras (las que nos compraron por internet yo le iba dando las monedas según las mandábamos para que lo viera más tangible) y meter los últimos dineros en el tarro, en el mismo coche le hice algunas preguntas (toda esta conversación la grabé en vídeo, pero es íntimo, así que os hago resumen)...

- ¡Mira Hugo, hemos reunido muchísimo dinero para comprarle los zapatos a Leire! ¿Cómo te sientes?
- ¡Muy contento, mami! Le vamos a comprar unos zapatos dorados con un lazo muy bonito.
- ¿Te ha gustado vender pulseras?
- ¡Sí, mami! ¡Me lo he pasado pipa!
- ¿Y qué has aprendido? ¿Qué crees que hay que hacer cuando hacemos algo mal?
(Atención a la respuesta)
- Arreglar el daño.
- Jolines, Hugo, ¡qué bien! Pues tengo que darte una noticia importante. Me ha llamado la mamá de Leire: dice que te perdonan por haberle roto los zapatos, y que no hace falta que le compres otros.
- ¿Por qué no?
- Porque tiene muchos y en realidad no los necesita. ¿Sabes qué quiere decir eso?
- ¿Qué?
- Que todo el dinero que has ganado vendiendo pulseras, ¡lo puedes gastar en lo que tú quieras!

Instantánea del momento:



Su primera reacción fue decir que quería un tiranosaurus rex y un parasaurolophus, pero luego recordó que ya tenía en casa y cambió de idea x'D ¿Adivináis? ¡Síiiiiii! LEGOs!!!!! Allá nos fuimos con nuestro tarro al Carrefour ^_^



Decidió coger un LEGO duplo "porque también pueden jugar los bebés y puedo compartirlo con mi hermanita" (aunque luego no la dejaba abrir la caja xD).


Y la gran sorpresa fue que en el último momento... ¡Cambió de opinión! Y ya no quiso el camión de bomberos: prefirió coger el caminón de transportar coches y un peluchín para su prima <3 La verdad es que con lo del tarro no alcanzaba... Pero eso él no lo sabe ;)


Mostrando IMG_20150614_175250.jpg



El miércoles, entre ir al cole pintado de Batman -con capa y todo-, ver a su prima y luego esto, definitivamente fue un GRAN, GRAN día para Hugo. Bueno, y para todos. Porque ya sabéis lo que pasa con las emociones intensas: son contagiosas ^_^

¿Y qué hemos aprendido, después de todo este jaleo? Bueno, pues hemos aprendido varias cosas:
  • Que todos cometemos errores. Y que cuando hacemos algo que está mal y le hacemos daño a otra persona, hay que "ARREGLAR EL DAÑO". Así que aprendemos que, aunque es normal entristecerse, autoflagelarse sirve de poco: lo que hay que hacer es buscar soluciones.
  • A ser LÓGICOS: qué he hecho (romper unos zapatos) - cómo puedo arreglarlo (reponiéndolos) - cómo puedo conseguir ese arreglo (vendiendo pulseras para comprar unos nuevos).
  • A ser CREATIVOS y a buscar soluciones a nuestros problemas. A pensar alternativas y a decidir cuál es la mejor.
  • A planificar, preparar y llevar a cabo nuestras ideas.
  • Que los castigos no son ni eficaces, ni necesarios. Con los castigos aprenden que, en teoría al menos, "esto está mal", pero no entienden "por qué está mal". Con estas cosas no sólo lo entienden, sino que lo interiorizan de una forma... Indescriptible. 
  • Que merece la pena buscar TIEMPO para ellos. Quítaselo al trabajo, al gimnasio, al vermouth del domingo o (esta es mi opción) a la limpieza de la casa, e inviértelo en ellos. Cuando rompió los zapatos, la inversión temporal de haberle dado "una bofetada a tiempo", o de simplemente haberle dado un grito y enviado a su habitación, habría sido de segundos. Nuestra opción requirió una explicación, una planificación y una ejecución. Fueron muchas horas en varios días. Pero lo hemos aprendido para siempre <3
  • Y súper importante (yo diría que lo más): hemos aprendido que, cuando cometemos un error, MAMÁ NOS AYUDA. Podemos contar con mamá para decirle lo que hemos hecho, con la confianza de saber que no nos hará sentir peor de lo que ya nos sentimos, sino que nos ayudará a encontrar maneras de arreglar la situación, buscar las soluciones y llevarlas a cabo para que volvamos a sentirnos bien.

Porque de eso trata la educación, ¿no? De aprender a sentirnos bien. De aprender a ser felices :)











lunes, 8 de junio de 2015

De castigos, consecuencias y lecciones vitales.



Voy a hacer una entrada breve, muy breve (o voy a intentarlo, que nunca se me ha dado bien lo de ser breve) sobre lo que mi hijo mayor, Hugo (4 años y medio), y yo hemos hecho este fin de semana. Pero antes os voy a contar lo que nos pasó la semana pasada:

Mi hija pequeña, Aine, (1 año y medio) encontró una bolsa llena de zapatitos que heredamos de nuestra primita y que íbamos a devolverle. Y, claro, como cualquier bebé que encuentra una bolsa llena de cosas, sacó todas las cosas de la bolsa. ¿Para qué, si no, iban a estar ahí? Y Hugo se sumó a la fiesta: agarró un zapato amarillo, le quitó el lazo y le pareció muy divertido deshacerlo en un millón de hilos, bailando a lo loco por el pasillo. El pobre, claro, no lo hizo con mala intención... Sólo le pareció divertido en el momento y no se paró a pensar en lo que hacía.

Le expliqué que el zapato que había roto era de su prima Leire, que teníamos que devolvérselos y que ahora no podíamos porque estaban rotos, y que teníamos que reponerlos. Así que empezamos a pensar qué podríamos hacer. Hugo quería trabajar "en el ordenador como mamá" para ganar dinero para los zapatos, pero no terminábamos de ver cómo hacerlo. Así que le dimos un par de vueltas hasta que se nos ocurrió... ¡Pulseras! Nuestra idea ha tenido que esperar hasta el fin de semana :)


El viernes Hugo y yo pasamos un buen rato por la tarde haciendo pulseras con trapillo que teníamos por casa y unas cuentas chulas. Nuestro plan era hacer 20 ó 30 pulseras y venderlas luego por 1€. No nos llevó mucho tiempo, pero fue divertido pensar las pulseras entre los dos y llevarlas a cabo. Al final, les pusimos nudo corredizo para que le sirvieran a todo el mundo, y las cortamos todas con el mismo largo... Más o menos!! xD




Cuando hicimos la primera, vimos que el resultado quedaba mucho más bonito de lo que esperábamos!! Habíamos conseguido hacer unas pulseras que DE VERDAD valían un euro ^_^




El sábado por la tarde eran las fiestas de nuestro barrio. ¡Había que aprovechar! Planeamos qué llevar para nuestro puesto. Queríamos llevar nuestra tiendita de cartón de Ikea, pero había llovido y la hierba estaba mojada, así que descartamos. En su lugar llevamos una cajita de plástico plegable que compramos hace meses en Leroy Merlin. Hugo escribió un cartel de "Pulseras 1€" y yo escribí un pequeño cartel explicativo. También llevamos nuestro tarro lleno de pulseras y, of course, la caja registradora :D Tengo que decir que Hugo fue SÚPER profesional. Cuando veía que alguien se acercaba se ponía detrás de nuestra cajita en pose de "empresario serio con bigote" y, con todo lo tímido que él es, atendía a las mil maravillas. Le explicaba a todo el mundo que el nudo era corredizo y daba las gracias siempre que le compraban una pulsera. Esto de la vena comercial debe venirle en los genes, jajajaja.

Nada más llegar al prao, se nos acerca un reportero de La Nueva España que nos hace una foto para el periódico y, encima, nos compra una pulsera. También me pidió que le dejara hacer una foto al cartel, porque "si no, cuando cuente esto en la redacción no me van a creer" :D





El domingo por la mañana hicimos ídem, pero esta vez en la playa de San Lorenzo, aprovechando que hacía solete :)

Fue un fifty-fifty atender el puesto / jugar con la arena. Lo pasamos bien y vendimos alguna pulsera más, aunque las que vendimos fue después de que Hugo decidiera que era mejor cambiar de sitio nuestra cajita y ponernos en el muro en lugar de en la arena. Debe ser que "la gente que va en bañador no tiene dónde llevar el dinero" x'D 





Al final fue buena idea cambiarnos de sitio. Y nuestro primer cliente nos dijo que nuestro puesto era "lo más original que había visto en su vida". Aunque a Hugo le importó poco, porque estaba muy concentrado contando las monedas de céntimo con que el buen señor le había pagado.




Y estamos a lunes, hemos cumplido nuestra misión y, lo más importante de todo, es que hemos aprendido una lección muy valiosa a través del juego. Yo no sé si a vosotras/os también os pasa. Bueno, en realidad sí que lo sé: también os pasa. Mucha gente cree que educar con respeto es lo mismo que educar sin límites, que educar sin castigos es lo mismo que educar sin consecuencias. Y yo digo que no. Y este me parece un ejemplo muy ilustrativo.

EDUCANDO CON CASTIGOS, EL NIÑO NO APRENDE UN VALOR: APRENDE A TEMER EL CASTIGO. 

Tal vez deje de hacer la acción/conducta que no deseamos (o tal vez no), pero no porque adquiere el aprendizaje que deseamos, el valor intrínseco que buscamos, sino por temor al castigo que vendrá. De este modo, la consecuencia no es el aprendizaje, sino el castigo. Y, previsiblemente, tan pronto aprenda a hacerlo a escondidas, sabrá que puede evitar el castigo, dejará de temerlo y lo hará de todas formas.

SE PUEDEN ENSEÑAR CONSECUENCIAS SIN CASTIGOS, A TRAVÉS DEL JUEGO Y LA EXPERIMENTACIÓN.

Así le enseñamos una consecuencia LÓGICA y REAL -en el mundo real, si le rompes, por ejemplo, el coche a un amigo, lo que haces es pagarle la reparación, no encerrarte en tu habitación la tarde entera, o dejar de ver la tele dos semanas-. Y no sólo se lo enseñamos de verdad, de una forma que pueda entender el VALOR de sus actos e INTERIORIZAR esa consecuencia, sino que, además, se lo enseñamos de una forma divertida y experimental y compartimos con ellos un tiempo importante haciendo algo diferente y original. Y, ya de paso, le estamos enseñando a ser creativo y a BUSCAR SOLUCIONES a sus problemas.

Pasado el fin de semana, Hugo tiene en su tarro de monedas treinta y dos euros para comprarle a su prima "unos zapatos dorados", y entiende perfectamente que ha hecho algo que no está bien y le entristece realmente haber roto los zapatos de su prima. Lo que aún no sabe es que su prima nos perdona y se va a poder gastar el dinero en lo que él quiera. Yo vaticino que será el camión de bomberos de LEGO que hace meses que mira embobado cada vez que vamos a comprar al Carrefour. Aunque, conociendo a mi hijo como lo conozco, no descarto que, pese a todo, le quiera comprar a su prima los zapatos.