Querida Yo de hace un año, si pudiera decirte algo…
Te podría decir que esta noche, cuando acompañes a Hugo a
dormirse, disfrutéis mucho de la teta. Que lo mires, lo beses y lo abraces
mucho. Sé que lo haces cada noche, pero esta será diferente, porque será la
última noche que en la cama seáis tres.
Te podría decir que cuando en mitad de la noche te despiertes
sintiendo presión en la pelvis y te vuelvas a dormir sonriendo, pensando que en
unas horas estarás de parto, tendrás razón.
Podría decirte que dejes de preocuparte por la tensión, que
te rías sin miedo y con ganas cuando vayas a la matrona a revisarla, porque en
unas horas te dará igual y sabrás a ciencia cierta que estaba muy alta por un
buen motivo.
Te podría decir, sin ninguna duda, que te olvides del
dichoso tapón mucoso, ¡porque no va a salir! ¿A que eso no te lo esperabas?
Podría decirte que sí, que las matronas llegarán a casa a
tiempo. Que sí, que todo sucederá en casa, y será absolutamente maravilloso.
Que tenías razón todo el tiempo: será una niña, será nuestra
pequeña Aine.
Te podría decir (quizá debiera) que no te asustes: será
rápido, muy rápido. Tan rápido que casi ni te darás cuenta de que ya estás de
parto y mucho antes de lo que esperas tendrás a tu bebé en brazos. Tanto, que
cuando creas que aún estás borrando el cuello, cuando incluso las matronas
crean que estás a media dilatación, de repente, nacerá. Así que mantén la calma
y no dejes de disfrutar, porque será rápido, pero precioso.
¡Sí! También podría decirte que disfrutes mucho, mucho cada
contracción. Pero eso no hace falta que te lo diga, porque lo vas a hacer… Bailarás, como las elefantas.
Podría decirte que tienes una intuición que roza lo
infalible, y contarte que parirás en ese rinconcito del sofá donde te has
imaginado, justo en la postura que has imaginado, pero sin planearlo. Tu
cuerpo, vuestro cuerpo aún, lo buscará. Y podría contarte que Aine nacerá con la bolsita entera, como tú has
imaginado tantas veces. Que su primera visión del mundo será a través del agua
que fue su cuna. Que no tienes que preocuparte por cómo romper la bolsa, porque
ella misma la romperá con su preciosa cabecita. (¡Ah! ¿El tapón mucoso? ¡Con
que ahí estaba! Pegadito a la bolsa…)
También te podría decir que imprimirás la placenta en una
preciosa hoja que ahora cuelga, enmarcada, en el salón. Que tu bebé tiene un
diente y ya da sus primeros pasos. Que la placenta sigue en el congelador.
Te podría decir que tienes por delante un año… Intenso. Muy
intenso. En el que aprenderás mucho sobre el trabajo, la familia, la maternidad
y, sobre todo, sobre ti misma.
Podría decirte que te despidas de la mujer que te mira desde
el espejo (de verdad, despídete), porque a partir de esta noche no la verás
más. Y puedes creerme: la mujer que estará en ese espejo a partir de mañana te
va a encantar, porque es increíble lo que es capaz de hacer.
Te podría decir que empiezo a escribirte mientras tu bebé
duerme, tras de mí, sobre el mismo sofá donde nació, y que termino de hacerlo
con ella entre mis brazos. Te podría decir que todo va a salir bien.
Querida Yo de hace un año, si pudiera decirte algo… No te
diría nada. Porque la vida puede ser maravillosa, pura magia, si somos
capaces de dejar que nos sorprenda.
qué bonita entrada!
ResponderEliminarGracias Lai <3
EliminarEmocionante es poco, emotiva,no sé cómo describir esta entrada pero me ha encantado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Amatxu. Siempre llena saber que puedes emocionar un poquito a los demás :')
EliminarMe has dejado sin palabras....q maravillosa carta y experiencia del parto nos narras, y decirte q sentí envidia puesto q yo no tuve ese maravillosa experiencia aunque si a un increible hijo q me da maravillosas experiencias.
ResponderEliminarGracias por tus palabras y x todo lo q hacéis!
Muchas gracias, Alba <3
EliminarHace poco hablaba con una gran amiga -una sapientísima amiga- de que, al final, la experiencia de nuestro parto, siempre, es un encontronazo entre unas expectativas y una realidad. No podemos controlarlo. Es, no sé si mejor, pero probablemente menos doloroso quedarse con la parte de la maravilla: el momento en que ¡al fin! podemos besar a nuestro bebé. El día que llegan para cambiarnos la vida siempre es mágico. Enhorabuena por tu pequeño y por esas maravillosas experiencias que compartís <3