Ni una gota de leche. Sabía que podía pasar, pero… No te lo
voy a ocultar. No se lo voy a ocultar a nadie: estoy triste, muy triste.
Tengo mucho miedo. No estoy preparada para esto. No me
siento nutritiva. No me siento tierra. No me siento nada. Mis fuentes, mis
hermosos manantiales, se han secado y me
asusta horriblemente pensar que tu hermano se pueda destetar. No imaginas,
nadie imagina, cuantísimo deseo que a pesar de ello tu hermano siga queriendo
su amada teta… No estoy preparada para
abandonar esto. No estoy preparada para romper este lazo. No estoy preparada
para no regalarnos (a los tres) nuestro tándem. Me apetece llorar y, por
supuesto, he llorado.
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