Páginas

lunes, 1 de abril de 2013

Que se jodan las croquetas



Me voy a dar un consejo, y seré breve:

Espabila. En serio. Espabila.

Conoces la teoría: disfruta cada momento porque el tiempo se te escapa entre los dedos. Disfruta de tu hijo. Exprime esos instantes al máximo. Agradece lo que tienes, porque lo tienes contigo y eso… Eso, créeme, no tiene precio. Aunque a veces se te olvide.

Conoces la teoría, pero aún te dejas llevar por la miseria. Por eso te pasó lo que te pasó ayer. Porque estabas alterada por vanalidades. Que se te rompe el coche, que la factura del teléfono ha llegado mal, que una señora te ha dicho que eres una mala madre porque tu hijo “no es sociable por tu culpa”. Y a todo esto le das vueltas mientras fríes dos san jacobos y cuatro tristes croquetas, porque tu desastrosidad organizativa ha hecho que otra vez vuelvas a encontrarte en fin de semana con la nevera vacía. Y mientras te sientes frustrada y cabreada por todas estas naderías, mientras el aceite va calentando para que las croquetas se doren poco a poco, te apoyas en la encimera y coges el móvil para ver qué novedades hay en Facebook. Como si el mundo virtual hubiera podido cambiar en los cinco últimos minutos. Y la encuentras. Y la lees.

La carta de una madre que cuenta a un íntimo grupo de mujeres cómo se despidió de su hija. Cómo se despidió de ella. Cómo la abrazó. Cómo la besó. Cómo le pidió perdón. Y lloras. Lloras larga e intensamente porque la entiendes, porque empatizas, porque es al tiempo lo más horrible, lo más bello y lo más intenso que has leído en tu vida. Lloras porque te sientes una mierda, porque te permites preocuparte y alterarte por nimiedades inútiles, en lugar de agradecer el inmenso regalo que es tenerlo ahí. Para darle otro abrazo. Para darle otro beso. Para, ojalá, tener mil oportunidades para pedirle perdón cuando tengas que hacerlo. Y reza para tener sabiduría para hacerlo. Lloras porque, a veces, aprender duele.


Y entre lágrimas y pañuelos de papel, con tu nevera vacía, se te ha quemado la cena. Pero qué más da.
Espabila. Ve a abrazarlo. Y que se jodan las croquetas.


4 comentarios:

  1. Pues sí... que se jodan no solo las croquetas....

    ResponderEliminar
  2. He llorado Jéssica.. bueno, me estoy secando las lágrimas. Cuánta razón tienes!!! Voy a dar un abrazo a mi niña..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dale otro de mi parte, que mi Príncipe ya está dormido y no quiero despertarle :)

      Eliminar